Capítulo 1. La espada enlutada
Nakuro la actual capital del gran imperio Mida fue donde los aventureros se
conocieron. No fue una situación planificada ni mucho menos organizada pero sin
duda a veces las mejores historias comienzan de una forma algo inusual.
El mercado de especias es un lugar conocido dentro de la ciudad, allí pueden encontrarse todo tipo de rarezas de otros territorios y un sinfín de razas conviviendo en relativa calma y armonía si lo comparamos con otras zonas más histórica de Nakuro. Los aventureros se encontraban en ese mercado a la misma hora y no sabemos si fue el azar o algún deseo divino pero algo los destinó a conocerse.
Todo empezó con una extraña persecución de origen desconocido. Muchos vendedores empezaron a recoger sus cosas, a esconderse de la vista de la guardia cuando empezaron los problemas. Rushka y su guardia de centauros (guardia privada del propio mercado de las especias) empezó a golpear fuertemente un pequeño edificio acuartelado, la guardia Mida cercana empezó a acercarse también mientras los aventureros se quedaron expectantes sin entender que estaba pasando. Era un señuelo, algo perpetrado por alguien que conocía la ciudad y que deseaba causar una distracción, y vaya si lo consiguió. Mientras todo el mercado estaba pendiente de lo que ocurría en ese edificio y de como la guardia tiraba la puerta abajo, ese alguien, aprovechó la ocasión para contactar con nuestros aventureros en una zona alejadaa donde miraban todos los curiosos.
Keynahari se llamaba el organizador de tal revuelta, la conversación con los aventureros fue rápida, pues no tenía tiempo para más, según explicó necesitaba la ayuda de los aventureros. Él era el verdadero heredero del título de Condestable de Nakuro (un título noble), pero había sucumbido a una trampa de su hermano, el cual, se atribuyó el título de Condestable y lo perseguía para completar su traición. Les entregó a los aventureros una pequeña pirámide negra que contenía algo de valor y les instó a contactar con Owyylian, el cual tenía algo que podría devolverle a Keynahari el honor que le correspondía.
Todo ocurrió rápido, Keynahari fue detenido por la guardia mientras conseguía tiempo a los aventureros para huir del mercado de especias y nuestros amigos se vieron en una situación arriesgada y sin poder confiar en nadie a partir de ese momento.
Encontrar a Owyylian no fue fácil, pero lo hicieron, lo encontraron, y no se trataba de alguien sin importancia, era ni más ni menos que el líder de un gremio de ladrones que parecía que operaba en Nakuro, los jugadores fueron recelosos, pero Owyylian les explicó la parte de la historia que no entendían. Keynahari deseaba apoderarse de un arma poderosa, la espada enlutada, según contaban las leyendas fue una reliquia ancestral mida, la llevaba el fundador de Nakuro y fue enterrada en una tumba junto a él cuando falleció. Muchos años después el gremio de ladrones se estableció en Nakuro y según planos antiguos el edificio del gremio se había construido justo encima de la tumba del famoso héroe, llamado Khuwala. Owyylian aceptó la pirámide como pago y les permitió a los aventureros acceder a las mazmorras del gremio donde en teoría encontrarían una entrada para la tumba del gran héroe.
Abrirse paso por los laberínticos túneles no fue fácil, pero lo consiguieron, llegaron a la tumba del gran Khuwala y encontraron algo... un arma extraña y poderosa: la famosa espada enlutada. Sorcha se hizo con ella y junto a la ayuda inestimable de sus compañeros consiguieron deshacerse del espíritu que la protegía, quizá la esencia del mismísimo Khuwala.
Salir de allí no fue fácil, no confiaban en nadie en la ciudad, ni siquiera volver hacia atrás era buena idea. Ese arma era poderosa y recelaban de las intenciones del gremio. Así que decidieron internarse en los túneles cercanos a la tumba en busca de algún camino que los alejara de los posibles enemigos que habían dejado atrás. Después de varias horas de caminar por el Vajra llegaron a una salida, llegaron a la superficie por algún sitio indeterminado, no vieron ninguna ciudad ni ningún habitante. ¿Dónde estaban?, todos se encontraban heridos, sobretodo Fok, el bardo había rozado la muerte durante la odisea hacia la espada enlutada, necesitaban descansar y recobrarse y decidir hacia qué destino dirigirse. Llevaban un arma poderosa y valiosa y quizá muchos Mida la conociesen y quisiesen hacerse con ella... quizá debían abandonar el Imperio Mida por un tiempo...
Pero eso será otra historia...
El mercado de especias es un lugar conocido dentro de la ciudad, allí pueden encontrarse todo tipo de rarezas de otros territorios y un sinfín de razas conviviendo en relativa calma y armonía si lo comparamos con otras zonas más histórica de Nakuro. Los aventureros se encontraban en ese mercado a la misma hora y no sabemos si fue el azar o algún deseo divino pero algo los destinó a conocerse.
Todo empezó con una extraña persecución de origen desconocido. Muchos vendedores empezaron a recoger sus cosas, a esconderse de la vista de la guardia cuando empezaron los problemas. Rushka y su guardia de centauros (guardia privada del propio mercado de las especias) empezó a golpear fuertemente un pequeño edificio acuartelado, la guardia Mida cercana empezó a acercarse también mientras los aventureros se quedaron expectantes sin entender que estaba pasando. Era un señuelo, algo perpetrado por alguien que conocía la ciudad y que deseaba causar una distracción, y vaya si lo consiguió. Mientras todo el mercado estaba pendiente de lo que ocurría en ese edificio y de como la guardia tiraba la puerta abajo, ese alguien, aprovechó la ocasión para contactar con nuestros aventureros en una zona alejadaa donde miraban todos los curiosos.
Keynahari se llamaba el organizador de tal revuelta, la conversación con los aventureros fue rápida, pues no tenía tiempo para más, según explicó necesitaba la ayuda de los aventureros. Él era el verdadero heredero del título de Condestable de Nakuro (un título noble), pero había sucumbido a una trampa de su hermano, el cual, se atribuyó el título de Condestable y lo perseguía para completar su traición. Les entregó a los aventureros una pequeña pirámide negra que contenía algo de valor y les instó a contactar con Owyylian, el cual tenía algo que podría devolverle a Keynahari el honor que le correspondía.
Todo ocurrió rápido, Keynahari fue detenido por la guardia mientras conseguía tiempo a los aventureros para huir del mercado de especias y nuestros amigos se vieron en una situación arriesgada y sin poder confiar en nadie a partir de ese momento.
Encontrar a Owyylian no fue fácil, pero lo hicieron, lo encontraron, y no se trataba de alguien sin importancia, era ni más ni menos que el líder de un gremio de ladrones que parecía que operaba en Nakuro, los jugadores fueron recelosos, pero Owyylian les explicó la parte de la historia que no entendían. Keynahari deseaba apoderarse de un arma poderosa, la espada enlutada, según contaban las leyendas fue una reliquia ancestral mida, la llevaba el fundador de Nakuro y fue enterrada en una tumba junto a él cuando falleció. Muchos años después el gremio de ladrones se estableció en Nakuro y según planos antiguos el edificio del gremio se había construido justo encima de la tumba del famoso héroe, llamado Khuwala. Owyylian aceptó la pirámide como pago y les permitió a los aventureros acceder a las mazmorras del gremio donde en teoría encontrarían una entrada para la tumba del gran héroe.
Abrirse paso por los laberínticos túneles no fue fácil, pero lo consiguieron, llegaron a la tumba del gran Khuwala y encontraron algo... un arma extraña y poderosa: la famosa espada enlutada. Sorcha se hizo con ella y junto a la ayuda inestimable de sus compañeros consiguieron deshacerse del espíritu que la protegía, quizá la esencia del mismísimo Khuwala.
Salir de allí no fue fácil, no confiaban en nadie en la ciudad, ni siquiera volver hacia atrás era buena idea. Ese arma era poderosa y recelaban de las intenciones del gremio. Así que decidieron internarse en los túneles cercanos a la tumba en busca de algún camino que los alejara de los posibles enemigos que habían dejado atrás. Después de varias horas de caminar por el Vajra llegaron a una salida, llegaron a la superficie por algún sitio indeterminado, no vieron ninguna ciudad ni ningún habitante. ¿Dónde estaban?, todos se encontraban heridos, sobretodo Fok, el bardo había rozado la muerte durante la odisea hacia la espada enlutada, necesitaban descansar y recobrarse y decidir hacia qué destino dirigirse. Llevaban un arma poderosa y valiosa y quizá muchos Mida la conociesen y quisiesen hacerse con ella... quizá debían abandonar el Imperio Mida por un tiempo...
Pero eso será otra historia...
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