Capítulo 2. La casa del embajador
Las últimas semanas fueron duras para nuestros aventureros, después
de partir de Nakuro con relativa presteza: digamos que se llevaron algún recuerdo
bastante interesante. Abandonaron el Imperio Mida en busca de nuevos desafíos y
mejores amistades. El territorio Mida era un territorio que cubría una gran
parte del mundo civilizado y abandonar sus fronteras no era algo baladí.
Los primeros problemas llegaron durante la primera semana.
Buroko, el hipótido paladín que había actuado en los desastres de Nakuro los
había abandonado. No dio explicaciones ni despedidas, aunque sin duda sus
sospechosos motivos serían descubiertos en otro momento de nuestra historia.
Después de varios días de duros viajes consiguieron avanzar
lo suficiente hasta los límites occidentales del Imperio Mida. A pesar de que
habían sido veloces en su huida parecía que el Imperio Mida estaba al corriente
de lo que había ocurrido en Nakuro y se habían intensificado los problemas para
abandonar las fronteras del Imperio. Kenira, una aldea fronteriza que conecta
el Imperio Mida con el territorio de Vadania, era el ultimo escollo a esquivar
para poder abandonar el territorio Mida y donde nuestros aventureros podrían
sentirte en relativa calma.
Mientras nuestros amigos se encontraban en una tranquila
posada de la ciudad pensando una buena excusa para ignorar los registros
fronterizos y poder cruzar hacia territorio humano recibieron una extraña
petición, una carta sellada por autoridades locales les instaban a reunirse en
un pequeño cuartel cerca de su posición y en estricto secreto. Al principio sospecharon
malas intenciones, pero fuera lo que fuera, era mejor parecer relajados.Loy Kratong, el embajador del pueblo fronterizo y mayor autoridad imperial en la zona, los tenía localizados esperando que llegaran a Kenira, a pesar de que al principio recelaron de sus intenciones al final se dieron cuenta de que ambos podían extraer cosas interesantes en la negociación. Según el embajador Kratong, su embajada se encontraba totalmente maldita, había llegado a la zona hacía poco tiempo a petición del gobierno imperial, debido a la desaparición del antiguo embajador, Harumida Gongsakdi, un familiar directo del actual emperador. Kratong se mostró muy nervioso y asustado y les prometió un salvoconducto para cruzar la frontera si le ayudaban a solventar el problema en su embajada. Los aventureros aceptaron.
Pero la política Mida es complicada y los aventureros, pensándose
que habían pasado totalmente desapercibidos desde los acontecimientos de
Nakuro, rápidamente se dieron cuenta que no era así. Un Mida joven, representando a una organización
llamada la Cábala de la armonía celeste estaba al tanto de sus movimientos,
además parecía conocer los problemas en la embajada y a pesar de mantener su
nombre es completo anonimato, les ofreció una enorme suma de dinero a cambio de
un objeto de valor el cual podrían encontrar en la embajada. Los jugadores
aceptaron también este lucrativo negocio. La política Mida era complicada, pero
si ellos podían obtener beneficios de varios frentes, ¿Qué tenía eso de malo?
No fue fácil para los aventureros, sin duda el antiguo
embajador era algún tipo de maníaco obsesivo con la magia ocultista y nigromántica,
nuestros aventureros tuvieron que sortear muchos inconvenientes hasta encontrar
el problema de toda la embajada, lidiaron con un cadáver resucitado de la
muerte, con espíritus mágicos atormentados que intentaron destruirlos y con
varias trampas bastante mal intencionadas. Finalmente encontraron una pequeña
cámara circular secreta donde el antiguo embajador llevaba a cabo sus experimentos,
encontraron un aparato metálico que parecía conectado por la energía de Xion.
Nuestro amigo Ninko intento utilizarlo, puso su vista en él y lo que vio lo
dejó totalmente perplejo, un mundo desolado totalmente, miles de almas
correteaban y se movían, y podían verlo a él. Ninko consiguió separarse del
aparato a tiempo y desactivarlo antes de sufrir ningún daño físico, aunque esa
visión lo atormentará toda la existencia.
Rebuscando entre los escritos del antiguo embajador
encontraron una seria de notas escritas a mano muy atormentadoras, las cuales
decían: “Los mundos que llevo demasiado
tiempo estudiando están muertos, como muertos estaremos nosotros, muertos por
los actos de aquellos que nos dieron vida, termos como las lunas. Cuando los
observo con la Lente de las Mil Esferas, cuando desciendo a mi laboratorio, ya
siento que doy los primeros pasos a una fría cripta subterránea. Muerto, me
siento muerto como esos mundos que se pueden ver bajo el cielo. Ese aparato
solo trae muerte, La muerte que está por llegar.”
Nuestros amigos sobrevivieron, vendieron el aparato al
extraño contacto y recogieron el salvoconducto del embajador, el cual se mostró
enormemente contento con la limpieza de su embajada. Todos salieron felices de
la experiencia, salvo quizá, los habitantes del Imperio Mida, pero claro, eso
ya será otra historia…
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